Página de mi diario de viajes y exploraciones #12
El Cairo, mayo 2011
…el calor es sofocante.
Me pregunto si el sudor en mis manos no proviene de los nervios de estar aquí, como
t r a n s g r e d i e n d o algo.
Mansour nos repite una vez más: «¡aquí estamos, hay que andar con paso firme y con mucho sigilo, no podemos ser vistos, piensa que el reino de estos seres ya no es de este mundo. Si se muestran, debemos correr!»
Me pregunté una y otra vez si mi pequeña camara estenopeica sería capaz de grabar para siempre mi paso por este lugar…
-¡Nos vieron! ¡Corre al coche!
Abrazo mi aparato con todas las fuerzas posibles, luego lo libero, disparo en ráfagas…corremos con brío.
Subimos al coche, todo se pone en movimiento, pero yo no puedo despegarme de la ventanilla. El niño llega hasta nosotros, fija su mirada en mí, yo en él ; el fondo se vuelve ruido, el coche se mueve, yo me quedo en sus ojos, él en los míos.
He aquí una historia simple, la historia de ese niño que aún quedándose atrás en el Cementerio de los Vivos, ya no me abandonó nunca más…